¿Perspicuidad reformada o monopolio magisterial? Parte 3

Un análisis de Sentencias III, X–XI de Isidoro de Sevilla (págs. 149–150);

Capítulo X: De la doctrina sin la gracia:
1. La doctrina sin la gracia adyuvante, aunque se derrame en los oídos, nunca penetra hasta el corazón: ciertamente por de fuera hace ruido, mas interiormente nada aprovecha. Y cuando interiormente toca la gracia de Dios al alma para que entienda, entonces la palabra de Dios infusa por los oídos llega a los últimos pliegues del corazón.

2. Porque así como a unos ilumina Dios con la llama de su caridad eterna, para que gusten vitalmente, así a otro deja fríos y desidiosos, para que persistan sin sentido.

3. Muchos están bien dotados con agudeza de entendimiento, pero están angustiados por falta de palabra. Otros sin embargo disponen de ambos dones, tienen ciencia copiosa y facundia para persuadir.

Capítulo XI: De los doctores soberbios:
1. Los mas, habiendo recibido ciencia de las Escrituras, no la emplean para la gloria de Dios, sino para su alabanza: en tanto que se engríen de la misma ciencia, vienen a pecar con lo que hubieran debido limpiar los pecados.

2. Los arrogantes leyendo jamás consiguen la ciencia perfecta. Pues aunque a primera vista parezcan sabios, pero no llegan a profundizar los arcanos de la verdad, porque están oscurecidos por la nube de la soberbia. Los soberbios leen siempre y buscan, pero jamás encuentran.

3. Los secretos de la divina ley están patentes a los humildes y a los que entran bien a Dios, pero están cerrados a los malos y a los soberbios. Pues aunque las divinas palabras en la lección sean descubiertas a los arrogantes, pero en los misterios les están cerradas y ocultas.

4. En tanto que la palabra de Dios es luz para los fieles, de cierto modo es tiniebla para los réprobos y soberbios: de ahí que con lo que son iluminados aquellos, estos están cegados.

—San Isidoro de Sevilla, Sentencias III, Capítulo X, XI, pagíina 149-150.

1) Tesis en contraste (muy breve)

  • Perspicuidad (reformada): La Escritura es suficientemente clara en lo necesario para salvación y obediencia, “en el debido uso de los medios ordinarios” (WCF 1.7). La claridad no elimina la necesidad de la iluminación del Espíritu.

  • Monopolio magisterial (Dei Verbum 10): La interpretación auténtica de la Palabra de Dios “ha sido confiada exclusivamente al Magisterio vivo de la Iglesia.”

2) Exégesis teológica del Cap. X (De doctrina sine gratia)

Tesis central: La doctrina, sin la gracia adyuvante, es ineficaz: suena externamente pero no desciende al corazón; sólo cuando “la gracia de Dios toca la mente” la palabra oída penetra “hasta los últimos pliegues del corazón” (10.1-2).

Implicaciones:

  • Distinción Palabra externa / obra interna del Espíritu. Isidoro separa la audición sensible del acto de entendimiento salvífico causado por la gracia. Esto coincide con la teología reformada de la llamada eficaz: Dios “por su Palabra y Espíritu… ilumina sus mentes… y les da corazón de carne” (WCF 10.1).

  • Elección y reprobación en el orden de la gracia: “A unos [Dios] ilumina… a otros deja fríos” (10.2), lenguaje que presupone un divino discrimen más cercano a un marco agustiniano-predestinarista que a una mera dependencia institucional.

Concordancias bíblicas (RVR1960):
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios…” (1 Co 2:14); “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Sal 119:18). Estas líneas explican por qué la claridad objetiva de la Escritura requiere iluminación para su recepción salvadora, sin postular un intérprete infalible único.

3) Exégesis teológica del Cap. XI (De superbis lectoribus)

Tesis central: La soberbia ciega; incluso leyendo mucho, “nunca alcanzan… la ciencia perfecta… semper… legunt, quaerunt et numquam inueniunt” (11.2). Los “penetrables” de la ley se abren a los humildes y se cierran a los soberbios; “la Palabra es luz para los fieles” y “tiniebla para los réprobos y soberbios” (11.3-4).

Implicaciones:

  • El criterio es espiritual-moral (humildad/fe), no jurídico-institucional. La apertura del “misterio” depende del obrar de la gracia en el lector, no de la adscripción a un carisma interpretativo exclusivo.

  • Isidoro distingue entre “aperta in lectione” (accesibilidad del texto) y lo “in mysterio clausa” (no por oscuridad esencial, sino por orgullo que impide la comprensión salvífica). Esto cuadra con WCF 1.7 (claridad de lo necesario) y 1.6 (necesidad de la iluminación interna para la comprensión salvífica).

Concordancias bíblicas (RVR1960):
“Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento…” (2 Co 4:3-4).

4) Objeción esperable y respuesta

Objeción: Isidoro es un Padre católico del siglo VII; ¿no favorece por ello la tesis de la jerarquía magisterial exclusiva?
Respuesta: Isidoro presupone ortodoxia conciliar y estima a los maestros (véanse los capítulos sobre praepositi/doctoribus en el mismo libro), pero en estos dos capítulos no apela a una instancia única infalible como condición de comprensión. Su diagnóstico del fracaso hermenéutico es espiritual (falta de gracia/humildad), no jurídico (falta de autorización magisterial). La formulación católica moderna de Dei Verbum 10 —“exclusivamente al Magisterio vivo”— es un desarrollo doctrinal posterior y no se deduce de X–XI.

5) Dictamen (objetivo)

  • Afirma explícitamente:

    • La insuficiencia de la doctrina sin gracia;

    • La iluminación divina que hace eficaz la Palabra oída;

    • La accesibilidad del texto (“aperta in lectione”) con condición espiritual (humildad/fe).

  • No afirma ni sugiere:

    • Que la comprensión sustantiva dependa constitutivamente de un intérprete infalible único;

    • Que la “tiniebla” provenga de oscuridad intrínseca de la Escritura o de la falta de autorización eclesial, y no de la ceguera del lector.

Veredicto

Considerados Cap. X–XI en su literalidad y lógica interna, se alinean más con la perspicuidad reformada (claridad suficiente de lo necesario unida a la necesidad de la gracia e iluminación interna) que con la tesis de una jerarquía con monopolio infalible de interpretación. En clave reformada, esto encaja orgánicamente con WCF 1.6–1.7 (iluminación del Espíritu y claridad de lo necesario) y con la llamada eficaz (WCF 10): Dios, por su Palabra y Espíritu, abre el corazón; la Iglesia enseña, pero no sustituye esa obra.