Un análisis del pasaje de Sentencias III, 9 de Isidoro de Sevilla, (página 148);
1. Nadie puede conocer el sentido de la santa Escritura de no familiarizarse con su lectura, según está escrito: Tenía en gran estima, y ella te ensalzará, y cuando la hubieres abrazado, te glorificará (Prov. 4:8).
2. Cuando uno es mas asiduo en leer las Sagradas Escrituras, tanto consigue una inteligencia mas plena de ellas; como sucede con la tierra, que cuanto mejor se cultiva, tanto es mas abundante el fruto que produce.
3. Cuanto mas sobresale el hombre en cualquier parte, tanto mas el propio arte se pone al alcance del hombres, como se dice en la ley: Moises subió al monte , y el Señor descendió (Cf. Ex. 19:3 y 20).
4. Con respecto a la contemplación espiritual, es cierto que sólo aquél podrá investigar el secreto de los mandamientos divinos que apartare su ánimo de la dedicación a los asuntos terrenos y con asidua familiaridad se aplicará a las Santas Escrituras. Porque como el ciego y el que tiene vista pueden ambos ciertamente caminar, pero no con igual desenvoltura, ya que el ciego tropieza al dirigirse a un lugar que no ve, y, en cambio, el que tiene vista evita los obstáculos y sabe a dónde ha de dirigirse, así también el que anda a oscuras por la espesa niebla de los cuidados terrenos, cuando intenta escudriñar los misterios de Dios, no puede hacerlo, ya que no ve a causa de las preocupaciones que nos ofuscan. Solo aquel puede lograrlo que se aparta de los cuidados materiales del siglo y se concentra enteramente en la meditación de las Escrituras.
5. Algunos tienen capacidad intelectual, pero descuidan el interés por la lectura y desprecian en su abandono cuanto leyendo pudieron aprender. Otros, por el contrario, tiene deseos de saber, pero se lo impide la torpeza de su inteligencia, los cuales, no obstante, por la lectura asidua llegan a entender aquello que los inteligentes no conocieron por su desidia.
6. El ingenio se desarrolla con el tiempo, si no por la disposición natural, al menos por la constante lectura. Pues, aunque haya torpeza de juicio, la lectura frecuente acrece la inteligencia.
7. Como aquel que es tardo de comprensión, a pesar de ello, recibe el premio por el esfuerzo en su noble afán (de aprender), así el que descuida la capacidad intelectual que Dios le concedió, se hace reo de condenación, porque desprecia el don que recibió, y peca por abandono.
8. Algunos, por disposición de Dios, reciben el don de ciencia, que descuidan para ser castigados mas duramente por los dones que se les han confiado. Y los mas torpes descubren con dificultad lo que desean saber, a fin de recibir el mas alto precio de recompensa en proporción al máximo esfuerzo en el trabajo.
— San Isidoro de Sevilla, Sentencias III, Capítulo IX, pagíina 148.
1) Tesis
El pasaje de Isidoro enfatiza la accesibilidad de la Sagrada Escritura mediante la lectura asidua, la meditación y la disposición espiritual del lector. No postula un órgano jerárquico como único intérprete infalible, sino que presupone un proceso de comprensión que crece en el individuo bajo disciplina y gracia. Por tanto, el texto se corresponde más claramente con la postura reformada sobre la perspicuidad de las Escrituras (especialmente entendida como claridad suficiente en las cosas necesarias para la salvación) que con una teoría de monopolio magisterial de la interpretación.
2) Análisis textual punto por punto
(1) Lectura como vía de sentido (Prov. 4:8); “Nadie puede conocer el sentido… de no familiarizarse con su lectura.” Isidoro hace de la lectura el medio ordinario de acceso al “sentido”. No remite a una instancia docente exclusiva e infalible, sino al trato directo del cristiano con la Biblia. RVR1960 citada por Isidoro: “Engrandécela, y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado” (Pr 4:8). Indicador doctrinal: Accesibilidad instrumental y deber universal de leer ⇒ converge con perspicuidad práctica.
(2) Progreso proporcional a la asiduidad; “Cuánto más se lee… más inteligencia se consigue.” La inteligibilidad se presenta como gradual pero real para el lector común. La metáfora agrícola (cultivo–fruto) sugiere que la Escritura es fértil en sí, no opaca por esencia. Indicador: Claridad suficiente que se despliega con medios ordinarios ⇒ marca clásica de la perspicuidad reformada (WCF 1.7 en su espíritu).
(3) Moisés sube, el Señor desciende (Éx 19–20); “Cuánto más sobresale el hombre… tanto más el arte se pone al alcance del hombre.”
La dialéctica ascenso humano–descenso divino sugiere que Dios acomoda su revelación a nuestra capacidad (claritas ex parte Dei), mientras el lector crece en disciplina (claritas ex parte recipientis). Indicador: La claridad no niega la necesidad de madurez; la Reforma siempre unió perspicuidad con santificación e iluminación del Espíritu.
(4) Condiciones morales para indagar los misterios; “Solo aquel que se aparta de los cuidados… y se concentra en las Escrituras.”
Isidoro introduce condiciones ascético-morales (no corporativas-jerárquicas) para la buena comprensión: pureza de ánimo, meditación, constancia. Indicador: La ofuscación proviene del vicio, no de una oscuridad esencial que requiera una cátedra infalible.
(5–6) Diversidad de capacidades; la lectura compensa; Unos tienen ingenio y lo descuidan; otros son torpes pero la lectura asidua les hace entender. La democratización del acceso es explícita: la lectura perseverante permite a los “torpes” alcanzar comprensión que otros, por desidia, no logran. Indicador: Soteriología del conocimiento ordinario: la Escritura es suficientemente clara para el diligente, sin requerir un privilegio magisterial exclusivo.
(7–8) Responsabilidad por los dones y premio por el esfuerzo; Descuido de la capacidad recibida ⇒ “reo de condenación”; esfuerzo del lerdo ⇒ “premio”. Isidoro sitúa la responsabilidad hermenéutica en el receptor. No apela a una mediación única e indefectible, sino al uso fiel de medios ordinarios de gracia (lectura, meditación).
3) Confrontación con las dos posturas
a. Perspicuidad reformada (claritas Scripturae)
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Contenido clave: No todo es igualmente claro, pero las cosas necesarias para la salvación son suficientemente claras para ser entendidas por el uso de medios ordinarios (predicación, lectura, notas marginales, comparación de pasajes), con la ayuda del Espíritu Santo.
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Convergencias con Isidoro:
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Centralidad de la lectura personal y la meditación (1–2, 4–6).
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Progreso real en la comprensión por diligencia (2, 5–6).
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Iluminación ligada a disposición moral/espiritual, no a una llave institucional exclusiva (4).
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Responsabilidad del creyente ante el don de Dios (7–8).
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Conclusión parcial: El texto de Isidoro respira esta lógica: la Escritura es clara “para el que la abraza” (Pr 4:8), y Dios desciende a nuestro nivel (Éx 19–20), mientras el lector asciende en disciplina.
b. Jerarquía magisterial como única intérprete infalible
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Contenido clave (en su forma fuerte): Existe una instancia jerárquica con carisma de inerrancia interpretativa que, de modo único, determina el sentido auténtico de la Escritura.
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Tensión con Isidoro:
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El pasaje no invoca una instancia única infalible ni la presupone como condición de posibilidad del sentido.
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Las condiciones para conocer el sentido son moral-ascéticas y disciplinarias, no jurídico-institucionales.
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La inteligibilidad aumenta por lectura asidua del fiel, incluso del “torpe” (5–6), lo cual relativiza la necesidad de un monopolio interpretativo.
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Matiz histórico: Isidoro (†636) es un obispo monástico y catequético; valora el magisterio eclesial en general (predicación, catequesis), pero este texto concreto no formula ni insinúa una tesis de exclusividad infalible.
4) Objeciones y matices
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¿Niega Isidoro la función docente de la Iglesia?
No. El texto no es anti-magisterial. Sencillamente, su foco aquí es ascético-pedagógico: cómo el cristiano progresa leyendo. La Reforma tampoco niega el magisterio ministerial; niega la exclusividad infalible de un órgano jerárquico sobre el sentido. -
¿Perspicuidad = facilidad inmediata?
No. Isidoro habla de labor, tiempo, disciplina, santidad. La perspicuidad reformada nunca confundió claridad con simplicidad instantánea. De hecho, el progreso por medios ordinarios (2, 5–6) coincide con el énfasis reformado en predicación, catequesis y comparación de pasajes. -
¿Qué pasa con los textos oscuros?
Isidoro admite diversidad de capacidades y la necesidad de madurez. La Reforma diría: lo necesario para la salvación es claro; lo más oscuro se interpreta por lo claro (analogia fidei). Nada de esto exige un monopolio infalible.
Conclusión
Tomado en sus propios términos, el pasaje de Isidoro privilegia la accesibilidad y la responsabilidad del lector, no la dependencia constitutiva de un único intérprete infalible. La lógica interna —lectura asidua, meditación, progreso, purificación moral, promesa de comprensión incluso al “torpe” diligente— se alinea sustantivamente con la perspicuidad reformada: la Escritura es suficientemente clara en lo necesario, y el pueblo de Dios puede entenderla usando los medios ordinarios bajo la iluminación del Espíritu.
Veredicto: En este texto, Isidoro se acerca más a la claritas Scripturae que a un monopolio magisterial de interpretación.
