La Providencia de Dios

Día del Señor 10:
Catecismo Hispano 2025 – Para el Reino de Cristo

En la crianza de nuestros hijos bajo el pacto de gracia, necesitamos más que técnicas o estrategias: necesitamos una confianza viva en el Dios que gobierna soberanamente todas las cosas. Nuestro Catecismo Hispano nos recuerda hoy una verdad que transforma la manera en que vivimos, educamos, trabajamos y sufrimos: Dios no solo creó todo, sino que lo sostiene y gobierna con Su mano paternal.

Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre. Las noticias, las crisis, las enfermedades o los temores por el futuro de nuestros hijos pueden nublar nuestro corazón. Pero la providencia de Dios no es una doctrina fría para los libros, sino el consuelo cálido para cada padre, madre e hijo que camina en obediencia bajo el pacto. Nada sucede por azar. Ni una hoja cae sin Su voluntad, ni un cabello de nuestros hijos se pierde sin Su cuidado.

Esta verdad debe formar el carácter del hogar cristiano. Cuando enfrentamos pruebas —escasez, enfermedades, desilusiones— enseñamos a nuestros hijos a tener paciencia santa, sabiendo que nuestro Padre no duerme ni abandona a los suyos. Cuando Dios nos da temporadas de abundancia, enseñamos a nuestros hijos a responder con gratitud humilde, reconociendo que todo bien desciende del Padre de las luces (Santiago 1:17). Y para el futuro, les modelamos una confianza firme, no en nuestras fuerzas, sino en el Dios que gobierna todas las cosas para nuestro bien (Rom. 8:28).

Criar hijos pactuales es formar en ellos una cosmovisión providencial: enseñarles a leer la historia —la del mundo y la de sus propias vidas— como guiada por la sabiduría de nuestro Dios. Los grandes credos de la Iglesia, como el Apostólico, el Niceno, Calcedonia y Atanasio, todos testifican que la providencia de Dios no es un añadido secundario, sino el telón de fondo de toda la redención.

Padres, cuando les falte fuerza, recuerden: Cristo mismo, sustentador del universo (Heb. 1:3), sostiene también su hogar. Madres, cuando teman por el porvenir, recuerden: Su trono está firme en los cielos, y su Reino domina sobre todo (Sal. 103:19). Hijos, cuando no entiendan los caminos de Dios, confíen en que Jehová dio, y Jehová quitó; sea Su nombre bendito (Job 1:21).

En esta fe pactual, descansamos y caminamos. El Señor es nuestro Pastor soberano. Nada nos faltará.

Soli Deo Gloria.

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