Justificación entre el cristianismo primitivo en Hispania; “En el examen del justo juez ni la justicia del justo está segura, si no fuera por la piedad divina, a fin de que hasta la justicia por que cada uno es justo sea justificada por el Dios que justifica. De otra suerte delante de Dios la misma es también pecado. Esto es por lo que dice Job, IX, 22: El consume así al inocente, como al impío. Porque Dios consume al inocente, cuando la misma inocencia mas claramente buscada y comparada con la inocencia divina es anulada, de no ser que el hombre sea también justificado allí por la piedad de la misericordia divina. Dios asimismo consume al impío, cuando con la perspicacia del examen divino es buscado y una vez descubierta la impiedad, es juzgada y condenada.” (XXVII, 220).
“En el juicio los réprobos verán la humanidad de Cristo, en la que fue juzgado, para que sufran dolor; pero no verán su divinidad, para que no gocen. Porque a los que se manifiesta la divinidad, cierto que se les muestra para que gocen. Según el estado de las conciencias aparecerá Cristo, ora manso, a los elegidos; ora terrible, a los réprobos. Porque según la conciencia que cada cual lleva, tal juicio tendrá: de modo que estando Cristo invariable en su tranquilidad aparecerá terrible solo a los que están acusados de maldad por la conciencia.” (XXVII, 225-226).